Otra vez queda demostrado que el arte es un medio expresivo por el cual se puede transmitir importantes valores, más aun cuando están respaldados con propuestas de integración social.
Pese a que vivamos dentro de un mundo cada día más individual y separatista, todavía se destacan personas con principios indoblegables, construidos sobre bases de solidaridad y unificación, dispuestas a romper con el esquema de lo implementado, accionando mediante la vorágine de la expresividad.
Es el caso de Horacio Ferrari, un joven pintor, nacido en Bs. As, radicado en nuestra ciudad desde hace 2 años, quien tuvo la necesidad de exteriorizar su virtud para crear, dejando brevemente el tradicional lienzo a un lado, para abocarse al muralismo. Sostiene que de esta manera, logra llegar a una mayor cantidad de personas, sin estar limitado por factores comunes como: edades, estratos sociales, espacios físicos temporarios, haciendo del arte popular un reflejo propio de nuestra actualidad social.
Y así fue como tras un largo viaje, junto a “la negra”, su perra, recorriendo el norte de la argentina, en salta pinta su primer mural. Seguido de algunos otros en Catamarca y no falto tiempo para que Perú y Bolivia también fueran escenarios de esta fantástica propuesta.
En aquellos altiplanos surgió la idea, y ésta consistiría en pintar toda la Argentina, comenzando desde Ushuaia y así progresivamente subiendo por todo el país, para reencontrarse con el punto de fuga de aquellos primeros murales hechos en el norte.
Hasta el momento lleva trazado un largo trecho. Esta vez fue la oportunidad para Bariloche y su gente, de ser participes de dicha eventualidad. Su locación estratégica, calle Juramento, a tan solo metros del Parques Nacionales.
De manera conjunta y organizada diferentes tipos de artistas, desde pintores, aerografistas, músicos y muralistas etc., hicieron posible la realización desde el compromiso y la creatividad que los moviliza.
Acompañaron bandas locales de música, causando una emotiva vibración en los participantes y espectadores que se acercaban. También tuvo lugar la destreza corporal, ya que la murga hizo un cálido despliegue por toda la improvisada pista de baile.
No falto participación, estuvieron allí fundaciones de chicos con capacidades diferentes, la comunidad mapuche entre los más destacados, entidades con el mismo fin, en la lucha por sus derechos. También estuvo el sponsoreo de quienes con su aporte, quisieron doblegar la apuesta.
Se desarrollo sin inconvenientes, ni siquiera la lluvia fue motivo para la disolución del objetivo pactado. Los vecinos se mostraron interesados durante el transcurso y sin reclamos cooperaron en todo lo que tuviesen a su alcance.
Los organizadores, también algunos de sus integrantes, prestaron asesoramiento manteniendo con criterio la estética, aunque sin influir en los trabajos. La temática fue libre, el diseño y los colores fueron decisión de los artistas dependiendo del propio estilo, también de los materiales con los que contaban.
El pluralismo es significado de numerosidad e infinidad, denota que siempre el trabajo en equipo es más fructífero y productivo. “La unión hace a la fuerza”.
El arte no debe ser solamente con un fin comercial, menos aún, perteneciente a una elite de grupos selectos. La cultura es un patrimonio y un derecho de todo ser humano.
Desde lo abstracto al figurativismo, desde el monocromátismo a tonalidades llamativas y contrastantes, también sutiles combinaciones pasteles. Una extensa gama de colores y conceptos, formaron parte del embellecimiento de la calle juramento. Todas unas genuinas obras de arte, al alcance de quien quiera deleitarse simplemente transitando aquella galería callejera, libre y gratuita, de excelentes composiciones por tan solo unos cuantos pasos.
Nota por: Santiago Eliçabe Urriol.
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